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La influencia de la memoria en la autoestima.

Todos tenemos una idea y un valor propio que consideramos la realidad de nosotros mismos; lo llamamos autoestima, y es el resultado de que tan de acuerdo y cómodos nos sentimos con lo que sabemos de nosotros mismos y de la forma en como esto se manifiesta en nuestra personalidad, esto se expresa mediante nuestro temperamento y carácter hacia otras personas e incluso, en la imagen física que mostramos y el cómo nos aceptamos en este conjunto.



La memoria tiene una gran influencia en la autoestima que, aunque en la mayoría de las ocasiones se exprese en el ahora, se construye a base de las memorias y situaciones vividas en el pasado. Es muy frecuente que personas que en algún momento han tenido sobrepeso y obesidad y que en la actualidad ya no tienen ese problema estén pensando que los demás aún los perciben como personas obesas, y su autoestima está condicionado a esa situación de incomodidad.


Es normal haber sufrido situaciones desagradables en la vida, todo el mundo tiene alguna experiencia mala, y desde luego quedan grabadas en la memoria y nos negamos a realizar un análisis que nos ayude a eliminar ese condicionante mental si lo hacemos de la forma adecuada. Pero si no lo hacemos, la memoria se encargará de manera consciente o inconsciente de darle más y más vueltas y distorsionará el problema magnificándolo, con lo que se creará un problema de expresión de la personalidad y, por supuesto, de la autoestima. No está de más, revisar de ves en cuando esas memorias que nos causan problemas y situarlos en el presente para ver si de algún modo están determinando nuestras decisiones y comportamientos, y reajustar la perspectiva según el momento actual de nuestra vida.


Una autoestima alta basada en experiencias positivas y reales es un excelente trampolín para una vida plena, todo lo contrario de una débil perspectiva de sí mismo que es la base de muchos de nuestros problemas.


Para autocalificar la autoestima hay que ser realista y no incrementar o disminuir los recuerdos tal y como han sucedido. Ya sabemos que la memoria es creativa y puede jugarnos malas pasadas, sobredimensionando algo que no era para tanto, y eso determina un incremento de la autoestima sin solidez alguna, que nos traerá muchos problemas. En el sentido inverso, menospreciar algunas cosas muy valorarles que nos han sucedido es bueno si con ellos aspiramos a mejorar, pero no tienen sentido si nos alejamos de la realidad.


La medicina tradicional china, con sus conceptos arraigados hace miles de años, siempre ha considerado como una de las primeras causas de enfermar los pensamientos negativos y la depresión. De manera que cuando, por influencia de las circunstancias, las amistades, la pareja, el entorno social o laboral y por cualquier otro factor, una persona no puede expresarse con autenticidad y ejercer de forma normal su conducta, y tiene que modidificarla para adaptarse a un guion que no ha escrito y que no encaja con su verdadera manera de ser, esa persona sufre de forma permanente y está sometida a un estrés crónico que acaba deteriorando su autoestima y su salud.


Una personalidad secuestrada por imposiciones exteriores o interiores es una tortura que ataca a lo más profundo del nuestro yo.


Lamentablemente, cuántos ambientes, entornos y personas secuestradoras existen. Por ello debemos plantearnos si nuestra mente nos tiene retenidos en un tiempo que no afecta nuestra realidad actual.


No debemos permitir que el pasado limite nuestra calidad de vida, debemos analizar nuestro pasado desde un punto constructivo que nos permita aprender de las malas experiencias y potenciar las buenas, para tener una autoestima saludables y una imagen clara de nuestra realidad actual.




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