Esta es conocida como la fórmula que estableció Einstein para lo que él define como un genio. De acuerdo con él, el talento para generar una idea es solo el inicio, se necesita trabajar arduamente para lograr llevar esa idea de un concepto a la realidad.
Algunos expertos definen esto como la meta de las 10,000 horas, de acuerdo con ellos para que un genio logre desarrollar una idea debe invertir al menos este tiempo y esta fórmula no solo aplica en el ámbito académico, sino en todas las áreas del desarrollo personal, desde los deportes hasta la astrofísica.
La perfección se logra con la práctica y esta practica conlleva a la creación de nuevos modos de pensar y crear, cambiando nuestra idea sobre lo que ya hemos aprendido y mejorando a cada momento.
La idea que se tiene sobre un genio es la persona que tiene muchos conocimientos y que puede responder a cualquier pregunta académica, pero existen muchos tipos de genios, como los deportistas que han logrado innovar en sus deportes debido a su capacidad para crear nuevas técnicas o mejorar las ya existentes, un claro ejemplo es el recién fallecido Muhammad Ali, un hombre que mejoro su deporte y cuyos movimientos en el boxeo aun son estudiados por muchos profesionales.
También están los genios sociales y políticos, personas que logran plasmar una idea en la mente de miles de personas y llevarla a cabo por medio de un afán colectivo, como es el caso del doctor Martin Luther King. Ambos dedicaron su vida a perfeccionar sus ideas y técnicas, explotaron sus talentos naturales y los llevaron al máximo, forzándose a si mismos a lograr sus objetivos.
Lo único que diferencia estos genios de todos los demás es la dedicación y el esfuerzo que han dedicado a realizar sus ideas. Con esto reiteramos que el talento es la base de todo genio pero su trabajo y esfuerzo es lo que lo diferencia.
El talento siempre da una ventaja, pero el talento sin dedicación no dará al siguiente Einstein.